Menos Mal Que Algunas Semanas Tienen 8 Días, texto, dramaturgia y dirección: Pascual Carbonell, Cia Azahar. Intérpretes: Patricia España, Gema Gómez, Vanesa Gómez, Mónica Blat, Cristina Maimón, Mar Mira, David Bujalance, Luis Mendes; escenografía: Eric Coca; vestuario: Azahar. Sábado 31 de marzo, Teatro Arniches de Alicante.
Sentarse en el patio de butacas de la Arniches y dejar volar la vida, o mejor ponerla a bailar. Texto retomado por esta singular compañía alicantina, por única, para ganar en densidad, cuerpo y rotundidad. Desde aquel vencedor ‘Alicante a Escena’ hasta la actualidad han pasado nada menos que 7 años pero gana en empaque y madurez la revisión de esta propuesta escénica. Coreografías limpias, sensibles, operativas, chisposas y perfectamente tramadas bajo tonada flamenca a la que le sienta bien tanta frescura. La de una estructura que avanza a buen ritmo por cada uno de los días de la semana hasta contabilizar un octavo último de ensueño en el que empieza, o culmina según, el sarao. Hay mucha gracia juvenil sobre el escenario de la Arniches, una dirección que saca partido al total del elenco, y por una vez la palabra no hiere en el baile sino se integra a la perfección en una propuesta de teatro-danza que hace de la ironía virtud, de la jovialidad vida, que le planta cara a nuestra realidad para conjurarla, pero al tiempo no deja de lanzar puyazos a nuestra santa cotidianidad de todos los días. Mucha energía sobre un escenario limpio y perfectamente resuelto, la de un cuerpo de baile que da creatividad al total de coreografías tramando un divertimento que ya quisieran para sí muchos de los profesionales de la danza contemporánea que circulan por los escenarios de las grandes ciudades. Y entretanto el cibernauta piensa qué mísera esta ciudad de sol y playa, hipócrita y falsamente cosmopolita: de ser todo lo contrario esta millor terreta, tendría a más de sus varias compañías teatrales altamente profesionalizadas a Azahar en el estandarte de la danza contemporánea del terruño. Ciudad infausta incapaz de reconocer a sus talentos. Mientras tanto el cibernauta anota en su diario el recuerdo del goce de una función que le reconcilia con el arte escénico y con la vida a un mismo e idéntico tiempo.
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