jueves, 14 de junio de 2007

XVII MOSTRA DE TEATRE D’ALCOI

Ayer miércoles 13 dio comienzo la cita anual por antonomasia del teatro valenciano, que avanza la programación de la próxima temporada. A más del tradicional punto de encuentro entre profesionales del sector con los más diversos stands publicitarios de los diversos sectores teatrales, compañías y organismos, tuvo lugar un espectáculo de Ballet español y la actuación de compañía brasileña Duoanfibios para público infantil con una versión del mítico poema de Gilgamesh que no pudimos ver.
El maestro de la dramaturgia escénica Antonio Díaz Zamora se arranca con una versión de Las sirvientas de Genet producida por Zircó dándole la vuelta a la tortilla a tan trajinada historia con la representación de la famosa relación ama/criada con personajes exclusivamente masculinos, forzando así su sentido en claro gesto contemporaneizador de lo escrito por el autor en los años 40. Díaz Zamora lleva a cabo una propuesta atrevida con excelentes resultados interpretativos del dúo actoral y escénicos en un producto que a pesar suyo y del atrevimiento quizá cueste entender. La creación espacial, a la altura del montaje, limpio y creativo, con un sugestivo juego de espejos, y perfecta resolución espacial tiene el defecto de su redundancia de las imágenes mostradas. Hay momentos de gran tensión dramática y perfecta resolución escénica en unos actores que están a la altura de las circunstancias a pesar del reto que supone reencarnar a personajes femeninos tan marcados.
Por su parte, Bramant Teatre presentó un texto escrito y dirigido por Jerónimo Cornelles que hace honor a su título, Reencuentros, y que a través de una serie de sketchs de situación todos ellos entrelazados presentan los reencuentros de antiguas parejas con un poso de amor a pesar de la distancia y el tiempo, todas ellas de amores hoy legales (homosexuales, travestis) pero tradicionalmente ‘dudosos’ para una sociedad de moral intachable aun creyéndose moderna. Actuaciones correctas y personajes bien construidos se acompañan de una idea muy original como es la filmación de primeros planos del rostro en una pantalla de fondo a la que pudieran haber sacado más partido gestual y dramático. La construcción espacial, interpretativa y resolución de conflictos hilvanados no deja de ser correcta. El único problema es una cierta cotidianeidad de acciones que esloran hacia una nostalgia a veces un tanto ñoña y sin mayor conflictividad apuntada. Hay buena dosis de humor que prende en la sala. De manera que el joven dramaturgo Cornelles va haciéndose un espacio en el teatro que retrata la sociedad contemporánea.
Por último, y como plato fuerte del día, en el recién inaugurado Teatro Calderón tuvo lugar la representación del último montaje de Comediants El gran secreto, firmada por el alma mater de la compañía Joan Font y por el joven dramaturgo Albert Espinosa. Bajo la excusa de una cuarta pared de la caja escénica por esta vez tabicada y bien visible, un joven autor presente en la sala comenzará a conjurar ese mundo en una ceremonia de iniciación histórica al teatro que arranca desde los primates, los primeros homínidos, hará calas en el momento fundacional la Grecia antigua, continuará con la Comedia dell’Arte italiana, la comedia de capa y espada y amor romántico en forma de sespiriana tragedia de amantes de Verona y culminará en un tiempo presente de psicodelias multidisciplinares varias. Aun a pesar de su simplicidad histórica, tiene en su haber la sencillez y coherencia de una propuesta metateatral que actúan como divertimento y hace pasar una muy grata velada a los espectadores. El mundo onírico de Comediants está representado en forma de máscaras, títeres inflables, fuego y ensoñación continua. Destaca la creación de un espacio desnudo mutable de alta capacidad de sugerencia y operatividad absoluta. Sorprende que, después de tanto años en la ola, esta compañía de recorrido internacional siga cautivando con una frescura que no ha perdido. Un espectáculo desde luego chisposo por su mutabilidad, creativo por su capacidad de generar ambientes y mundos diversos, y que hará las delicias del público allá por donde pase.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una mostra, además de mostra-r-te- teatro, debería servir para poder respirar teatro, comer teatro, vivir teatro y disfrutar del teatro. Vivir el teatro es poder estrechar la mano a actores, directores, programadores, críticos y teatreros en un marco de cine, perdón de teatro, como lo es Alcoy, sin duda, muestra de muestras en esta comunidad valenciana, archipiélago de intenciones culturales más o menos des-afortunadas.
Yo, cibernáufrago, no tengo palabras para comentar en estos comentarios sin comentarios la felicidad de leer, de ver y de saber de este poeta latino, alicantino, que es Virgilio Tortosa.
Sus artículos, llenos de mordacidad, inteligencia, irreverencia y teatralidad son un punto de referencia para los que, como yo, intentan aprender un poquito más cada día sobre eso del teatro, del TEATRO, con mayúsculas.
No dejes de estar presente, algunos pasamos lista y te echamos en falta cuando no te vemos cerca.
Pascual Carbonell.